Todo nace y se marchita, el amor muere y resucita. Enseñan más las horas que los años, los besos de los labios del amor cuando hace daño. Culpable de mis pecados, lo confieso, que le voy a hacer, siempre me vendo por un beso. Tantas palabras y crueles cicatrices y al final lo que más duele es el te quiero que no dices.
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